

1° de Mayo Anarquista. Por la memoria ácrata: a nuestrxs muertxs les recordamos luchando.
El 1° de mayo de 1886, en Norteamérica, se inicia una huelga de cientos de miles de trabajadores exigiendo la disminución de la jornada laboral. Esta huelga concluirá en Chicago el 4 de mayo, tras la brutal represión policial de la Revuelta de Haymarket, con un número indeterminado de obreros muertos, heridos y encarcelados y con un malintencionado juicio político donde ocho anarquistas son condenados sin pruebas: tres de ellos a cadena perpetua y cinco a la muerte en la horca.
A 136 años de esta masacre, conmemoramos el Día Internacional de les Trabajadores y reivindicamos la lucha de nuestros compañeros, no olvidando que fueron asesinados por sus ideas y sus principios ácratas y antiautoritarios y que desde entonces hasta nuestros días, las miserias del capitalismo y la opresión del trabajo no han hecho más que profundizar y fortalecerse. El 1° de mayo no es una fiesta del trabajo, tal como la celebran los explotadores capitalistas, socialdemócratas y fascistas por igual, sino que una ocasión para la reflexión y la acción colectiva en pos de la emancipación de lxs trabajadores y oprimidxs de todo el mundo.
Con nuestros caídos siempre en la memoria, hoy levantamos una vez más nuestra voz para llamar a la lucha y rebelión permanente contra el Capital, el Estado, el Patriarcado y contra todas las formas de autoridad, que alienan y precarizan nuestras vidas y destruyen nuestro planeta. Contra ellos, proponemos la acción directa, la libre cooperación, la autoorganización, la igualdad social, el apoyo mutuo, la solidaridad y la autogestión. Y recordamos que ningún gobierno ni Estado transformará jamás la estructura esencial de nuestra opresión, pues el poder del Estado proviene del poder que al pueblo se le quita con violencia.
«No, no es por un crimen por lo que nos condenan a muerte, es por lo que aquí se ha dicho en todos los tonos: nos condenan a muerte por la anarquía, y puesto que se nos condena por nuestros principios, yo grito bien fuerte: ¡soy anarquista!» – Louis Lingg